Al menos cinco personas murieron y 21 resultaron heridas este sábado en Odessa, Texas, a manos de un hombre que disparó al azar contra automovilistas y quien fue abatido a tiros por la policía.
El incidente tuvo lugar menos de un mes después de los tiroteos de El Paso, también en este estado del sur de Estados Unidos, y de Dayton, Ohio, que entre ambos dejaron 31 muertos.
«Tenemos al menos 21 víctimas, 21 víctimas de disparos y al menos cinco muertos en este momento», dijo a los periodistas Michael Gerke, jefe de la policía de la pequeña ciudad de Odessa, en el oeste de Texas.
Tres policías figuran entre los heridos en el incidente, que comenzó con un control de tráfico, agregó. El sospechoso fue ultimado en un intercambio de disparos con los uniformados.
«Me acabo de enterar de que un amigo murió», dijo el alcalde de Odessa, David Turner, a Fox News. «Ese cobarde se detuvo junto al coche» en el que su amigo se trasladaba junto a la familia, «y abrió fuego», agregó Turner.
La policía de esta pequeña ciudad de unos 100.000 habitantes había informado previamente que un individuo se desplazaba por Odessa «disparando a personas al azar».
El tiroteo comenzó cuando un patrullero intentó detener un vehículo en la autopista Interestatal 20, entre Odessa y la vecina Midland, pero «el conductor, único ocupante del automóvil, apuntó un fusil por la ventana y realizó varios disparos contra la patrulla», indicó el Departamento de Seguridad Pública de Texas en un comunicado.
El tirador hirió a un policía, se dio a la fuga y «continuó disparando contra personas inocentes» y vehículos. El sospechoso cambió luego de vehículo tras secuestrar una camioneta de correos, y Gerke dijo asumir que el trabajador postal figuraba entre las víctimas.
La policía indicó que el sospechoso murió durante un intercambio de disparos con los agentes de la ley en un cine de Odessa.
La testigo Alex Woods dijo a la cadena CNN que cerca del cine «pude ver que había un tiroteo. Y pude ver al oficial caminando hacia la camioneta postal y descargar su arma dentro de ella. Supongo que ahí es cuando el tirador fue abatido».
El presidente Donald Trump dijo haber sido informado de los hechos por el fiscal general William Barr, y agregó que «el FBI (Buró Federal de Investigaciones) y las autoridades policiales están totalmente comprometidas».
El tiroteo se produjo menos de un mes después de que un atacante ultimara a tiros a 22 personas en la ciudad texana de El Paso, en la frontera con México, unos 480 km al oeste de Odessa.
Ese tiroteo se produjo en un supermercado Walmart, con varias víctimas de origen mexicano. El atacante, el texano Patrick Crusius, de 21 años, dijo a la policía que su objetivo era abatir mexicanos, según el acta de su arresto divulgada por la prensa.
Muchos han acusado a la retórica anti-inmigrante de Trump de fomentar el odio y el racismo.
La tragedia de El Paso se produjo horas antes de que un hombre abriera fuego en un concurrido barrio de Dayton, Ohio, dejando nueve muertos.
Estos tiroteos renovaron los llamados a aumentar los controles legislativos al acceso de la ciudadanía a las armas de fuego, cuya posesión garantiza la constitución de Estados Unidos.
En 2017, se registraron casi 40.000 muertes vinculadas a las armas de fuego.
«Tengo el corazón roto, siento náuseas y estoy enojado. Semanas después del horror en El Paso, otra comunidad de Texas ha sido aterrorizada por la violencia de las armas. Suficiente. Debemos poner fin a esta epidemia», escribió en su cuenta de Twitter el senador y exvicepresidente Joe Biden, el favorito en la carrera por la candidatura demócrata para las elecciones de 2020.
«Debemos poner fin a esta epidemia», reaccionó también en esa red social el excongresista de Texas Beto O’Rourke, otro aspirante a la candidatura presidencial del Partido Demócrata.
Expresó su solidaridad con «todos en el oeste de Texas que han tenido que volver a pasar por esto».