A la edad de 87 años falleció el reconocido astrólogo puertoriqueño, Walter Mercado, quien se mantuvo durante varias décadas como uno de los favoritos entre los amantes de la astrología.
Mercado, también llamado Shanti Ananda, además de astrólogo, fue actor, bailarín, escritor y celebridad televisiva por sus programas.
Nacido en Ponce el 9 de marzo de 1932 y criado en una finca de caña de azúcar, el afamado astrólogo de niño fue muy enfermizo y «diferente» pues se mantenía mirando las estrellas, «obsesionado por el mundo astral».
Pese a esa pasión que tuvo desde muy pequeño, la astrología empezó a vivirla seriamente mucho más adelante cuando tuvo que llenar un vacío en un programa televisivo en Puerto Rico por la ausencia del cantante español Camilo Sesto e improvisó una descripción de los doce signos zodiacales, con tanto éxito que acabó teniendo su propio programa.
Toda su vida la dedicó a predicar que «el amor todo lo puede». En todas sus apariciones en televisión hacia sus horóscopos en un programa diario que llegó a tener una audiencia de 120 millones de personas en Estados Unidos y América Latina.
Fue además actor de teatro y telenovelas, y bailarín de ballet y de danza española antes que convertirse en astrólogo y adivino, algo que lo llevó a tener también un reconocimiento como un gran comunicador.
Recientemente, el Museo de Historia de Miami le rindió un homenaje con la exposición de doce de sus mil suntuosas capas y algunas de las opulentas joyas con las que se adornó por décadas, así como objetos personales, fotografías y obras de arte.
«Mucho, mucho amor», las palabras con las que Mercado se despedía de sus espectadores en sus televisivos horóscopos, que estuvieron en el aire 30 años, dieron título a esa exposición.
A propósito de su apariencia física, Walter Mercado fue reconocido porque aparecía siempre perfectamente peinado y maquillado, con atuendo impecable y siempre palabras de afecto para todos los que le rodeaban.
Muchos de quienes le conocieron decían que tenía la fuente de la eterna juventud porque lucía más joven de lo que señalaba su biografía. Ante estos halagos, él decía que su elipsis lo tenía «en el corazón».
Hoy, con su partida, los amantes de la astrología en América Latina quedan ‘huérfanos’ de esa gran figura que tenía como guía las estrellas.