Por Celso Guerra Gutiérrez
Transcurría el año de 1958, en San Diego, esta región del departamento del Magdalena, circunscripción territorial a la cual aún pertenecíamos, había un extraordinario movimiento musical de agrupaciones musicales orquestadas, con las cuales se amenizaban todo tipo de eventos sociales, la música vallenata estaba todavía remitida a los patios de las viviendas más pobres, evento que conocemos con el eufemismo de parranda.
Todas las poblaciones de la comarca tenían su agrupación o banda musical, “Los Pica Piedra” dirigida por Hugues Maya Ruiz, de Valledupar; “La San Francisco” de los hermanos Calderón y “Manito” Jhonson de La Paz; “Reyes Torres” la agrupación más famosa de esta zona, importaba músicos de la sabanas y Barranquilla y “Juancho” Gil, padre de “el Turco” Gil, de Villanueva; “Los Cumbancheros del Ritmo ” de Miguel Sierra en La jagua de Ibirico; “Santa Cruz de la Sierra” de Urumita; dirigida por el maestro García, músico Venezolano que le enseño el arte musical a todos los músicos de la región, autor de la canción internacional “Así Soy Yo”.
La población de San Diego de las Flores, sintió la necesidad de tener su propia banda musical dada la necesidad ante cualquier evento social del poblado, debían recurrir a las agrupaciones de las poblaciones vecinas.
Un grupo de jóvenes de la población, encabezados por Héctor Guerra Arzuaga y Antonio Agustín Guerra Arzuaga, primos hermanos, se dieron a la tarea de conformarla, el primer paso fue buscar orientación al respecto y se dirigieron a la población de La Paz.
El Señor Manuel María Barros, quien era integrante de la banda San Francisco de Asís, les orientó a que buscaran un director que conociera el pentagrama musical, para que les enseñara a leer música a los futuros integrantes de la agrupación, les recomendó al maestro barranquillero. Miguel Ángel Rodríguez Campo, quien andaba por la región.
Lo localizaron por Villanueva, hacia parte de la orquesta de Reyes Torres, le ofrecieron la dirección de la orquesta con casa y alimentación y un jugoso contrato a cambio de enseñanza musical para los primiparos músicos,
El profesor Rodríguez Campo, accedió complacido y se trasladó a San Diego, Los músicos de las regiones sabaneras y del atlántico les encantaba hacer música en estas tierras, su trabajo les era mejor remunerado sustancialmente, más que en su lugares de origen.
En 1959, a la incipiente banda fueron llamados jóvenes Sandieganos que tenían vocación por la música, Antonio Agustín Guerra Arzuaga, 1ra trompeta; Antonio Muñoz, segunda trompeta; y el Chau, Héctor Guerra Arzuaga, saxofón tenor; Juan Máximo Guerra Palmesano, clarinete; Julio Palmesano, trombón; Hugo Araujo, quien también fue compositor de música vallenata e integrante de las agrupación,” Las Tres Guitarras”, de Leandro Díaz, militó en la banda como saxofonista, además del tumbador ,redoblante y maracas, nombre de los cuales el maestro Antonio María de 92 años de edad, residente en San Diego, , quien nos suministró la información, no se acordó a pesar de tener mente bien lucida.
El proceso de aprendizaje musical por parte de estas personas fue rápido, incluyeron a su reportorio la música popular de moda para la época, “Pacho” Galán, Lucho Bermúdez, “Pello” Torres, Clímaco Sarmiento, Pedro Laza, Noel Petro, Corraleros de Majagual, Aníbal Velásquez, Billos Caracas, Melódicos, Calixto Ochoa, Alejo Duran, además de otras partes del mundo, rumbas, boleros, son cubanos, Polkas, mazurcas, valses, marchas.
Su fama de excelentes intérpretes se regó por la región, se convirtieron en la mejor agrupación en su estilo en la comarca, su música era apetecida en Valledupar, San Juan, La Paz, Codazzi, Manaure, Chiriguana, el Molino, Chimichagua, en esas poblaciones fueron contratados para amenizar todo tipo de eventos sociales, cumpleaños, matrimonios, bautizos, carnavales, fiestas religiosas.
Los cantantes de esta banda eran Juan Bolaños de Codazzi Y “Manito” Johnson, de La Paz, quienes se alternaban en los ritmos.
La banda duro conformada hasta 1966, se desintegro cuando al director de la agrupación, el maestro Miguel Ángel Rodríguez Campo, recibió una mejor oferta, delego esta función al que el considero su alumno más aventajado, Antonio Agustín Guerra Arzuaga, pero sus compañeros no le obedecían como director de orquesta.
De todas maneras ya se estaba gestando la irrupción de la música vallenata en todo el territorio nacional con la creación del festival vallenato en Valledupar, movimiento musical que opacó a todas estas agrupaciones orquestales, las que prácticamente desaparecieron de la faz musical, con algunas excepciones.