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El Dentista

Por Cesar Noticias

https://youtu.be/ChYV_B7yQ2Q

Por: Celso Guerra Gutiérrez

Los primeros procedimientos odontológicos de la humanidad los practicaron los médicos egipcios, hace 3000 años, incrustaban piedras preciosas en los dientes de los faraones.

La incrustación de dientes de oro o plata, era usada hasta hace muy poco tiempo en nuestro medio, era símbolo de lujo o boato, los pudientes acudían a estos implantes, los músicos, de la época fueron muy aficionados a esta práctica, Calixto Ochoa, Lisandro Meza, Cesar Castro, Aníbal Velásquez, quienes aparecían sonrientes en las caratulas mostrando sus implantes de oro y plata en sus dientes, inclusive Diomedes Díaz en su mejor época se implanto un diamante en uno de sus dientes, lo que ocasiono que su tumba fuera profanada por robarle la gema, pero ya los familiares habían hecho ese trabajo.

El oficio de dentista fue común miles de años en el mundo antiguo, poco a poco se fue desarrollando estudiosamente, gracias al crecimiento científico de la humanidad.

En España de la colonia, la extracción de dientes y muelas la realizaban los barberos y los herreros, personas lo hacían a base de cataplasmas, parches que eran aplicados a la encía para desinflamar y calmar el dolor, eran personas carentes de entrenamiento y conocimiento, causaban más sufrimiento que alivio, se les prohibió la actividad.

El oficio de dentista se fue desarrollando lentamente, llego a adquirir el carácter de profesión, desde esa época comenzó a llamarse odontología En Colombia esta práctica medieval se usó hasta hace pocas décadas, los que ejercían esta actividad eran llamados “teguas”, ataban la muela a un hilo y la sacaban de un tirón, era tan burdo el procedimiento que hasta la quijada la dislocaban.

En épocas recientes en Valledupar y la comarca los dentistas o “arranca muelas”, eran personajes que pululaban, venían de todos los rincones de la costa, se desplazaban por todos los pueblos y caseríos del entorno con sus pequeños maletines llenos de implementos propios para la actividad, iban pregonando su actividad, tenían muy buena acogida ante todo en el sexo opuesto.

De Ciénaga, Magdalena, llego a esta provincia “el artista de la odontología” así se dio a conocer entre sus pacientes, gozo de muy buen prestigio, tomo en arriendo una vivienda donde instalo su negocio con el suntuoso nombre de “gabinete dental”, como era conocido el consultorio, a donde iba su clientela a calzarse o sacarse una muela. “El rey del gatillo”, era un hombre acucioso, de buena vestimenta para estremecer a las damas, un don Juan a quien le daban resultado sus estrategias de galán y conquistador.

Hasta su “gabinete” llego a revisarse la boca, una respetable señora madre de una hija, a la cual extendió sus redes conquistadoras con sus zalamerías y esta cayo rendida de amor a su píes, con dicha dama hizo hogar, ocasión que aprovecho para tenderle una emboscada de amor a la hija de su concubina, también se rindió a sus propuestas amorosas, lo mismo que una comadre de su pareja, hasta un amigo “mariposon”, llevo su pequeña dosis.

Estas vivencias las conoció la mente prodigiosa y versátil del maestro Calixto Ochoa, quien ni corto ni perezoso plasmo estas experiencias en una canción picaresca, la título: El Dentista. El caso e las 3 amigas / es muy igual que el de las dos hermanas. Esta es otra historia que les voy a contar de veraz.

Estas fueron las 3 amigas/que ellas todo se contaban/ Pero ellas tenían un cuento/Que no lo decían por pena Hasta que se llegó el día y se reventó La primera Llego y le conto a manuela/ lo que a ella le sucedía Manuela querida amiga te voy a contar una cosa Por aquí paso un dentista que iba a arreglar la boca Le dije no tengo plata y él me dijo eso no importa Si usted no tiene plata me paga con otra cosa.

Manuela querida amiga eso si me causa pena decirte lo que hice yo Yo creí que ese dentista podría ser hombre serio y le di lo que me pidió Manuela querida amiga ay no, no, no, no. Oye Manuela esto si me causa pena decirte lo que le di (aja) Porque resulta que yo creí podría ser una buena persona (ujum) Y por confiada le di un beso y el malvado me rompió la boca.

Tan pobrecita manuela que ella también estaba ofendida Le ha contestado a su amiga este si el hombre malvado A mí también me propuso ponerme el puente de arriba Y por sacarme los dientes cuando me metió el gatillo Y m e rompió el puente de abajo. Cuando en eso llego Chayo en medio de la conversa Y le dijo a las compañeras y yo también tome del trago.

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