El papa Francisco afirmó hoy que los creyentes «no pueden callar cuando el terrorismo abusa de la religión», en un encuentro con los representantes de las otras religiones presentes en Irak que se celebró este sábado en la llanura de Ur y en el que recordó las atrocidades cometidas contra minorías como los yazidíes.
El papa viajó hoy a Ur de los Caldeos, en el sur de Irak, un lugar vinculado a la tradición de las tres religiones monoteístas que indican este punto de Mesopotamia como el del nacimiento de su profeta Abraham.
En esta ciudad bíblica y frente a la llamada casa de Abraham y el monumental Zigurat, un imponente santuario piramidal sumerio, Francisco aseguró que «la ofensa más blasfema es profanar el nombre de Dios odiando al hermano».
«Hostilidad, extremismo y violencia no nacen de un espíritu religioso; son traiciones a la religión», clamó Francisco.
Y a los creyentes -añadió- que «no pueden callar cuando el terrorismo abusa de la religión. Es más, nos corresponde a nosotros resolver con claridad los malentendidos».
Rodeado de representantes de las religiones que forman este mosaico de civilizaciones que es Irak, suníes, chiíes, zoroastrianos y yazidíes, aunque no de los judíos, el papa recordó la persecución étnica y religiosa que sufrieron muchas comunidades durante la invasión en 2014 de los terroristas del Estado Islámico (EI).
Y en particular, como ya hizo en su discurso ante las autoridades, recordó a la comunidad yazidí, «que ha llorado la muerte de muchos hombres y ha visto a miles de mujeres, jóvenes y niños raptados, vendidos como esclavos y sometidos a violencias físicas y a conversiones forzadas».
Pidió rezar por «todos los que han padecido semejantes sufrimientos y por los que todavía se encuentran desaparecidos y secuestrados, para que pronto regresen a sus hogares».
Más de 2.800 yazidíes siguen desparecidos, en su mayoría mujeres y niños, según los últimos datos oficiales.