El Parlamento portugués vota este viernes la versión final de una propuesta de ley que pretende despenalizar la eutanasia, que empezó a tramitarse hace un año en la cámara ante una sociedad dividida.
Algunos de los elementos básicos de la norma son la obligatoriedad de que el solicitante sea mayor de edad, sin problemas mentales, y estar en situación de sufrimiento «duradero e insoportable», con enfermedad o lesión incurable y fatal.
Se pretende así acabar con las penas de entre uno y ocho años de cárcel que se aplican en Portugal a quienes ayuden a una persona a morir, dependiendo de cómo se tipifique: homicidio privilegiado, homicidio a petición de la víctima o crimen de incitación o auxilio al suicidio.
La eventual despenalización de la eutanasia ha sido un asunto controvertido en Portugal, donde cuando empezó el debate un 43 % se mostraba a favor de la legalizarla, frente a un 28 % que se oponía y un 22 % que no tenía una opinión consolidada al respecto.
El inicio de la tramitación hace un año estuvo acompañado de protestas de movimientos contrarios a la eutanasia a las puertas del Parlamento, una imagen que no se repetirá mañana dado el confinamiento que vive el país para hacer frente a una devastadora tercera ola de coronavirus.