El Cónclave de la Capilla Sixtina se prepara para decidir quién será el próximo líder espiritual de los más de 1.300 millones de católicos en el mundo. Y entre los nombres que suenan, hay doce figuras que destacan por encima del resto.
Matteo Zuppi, cardenal de Bolonia, representa la línea más continuista con el legado de Francisco. Progresista, comprometido con causas sociales y cercano a la comunidad LGTBI, ha bendecido a parejas homosexuales y defiende una visión de Iglesia abierta. Su perfil, sin embargo, genera resistencias entre los sectores más conservadores del Colegio Cardenalicio. Frente a él, Robert Sarah, originario de Guinea, simboliza una posible vuelta a posiciones más tradicionales. Ha sido crítico con los avances impulsados por Francisco, como la apertura a los divorciados o la acogida de personas LGTBI. A pesar de sus posturas conservadoras, goza de un amplio respeto dentro y fuera de África.
Otro nombre que gana fuerza es el del filipino Luis Tagle, una figura carismática, políglota y cercana a los jóvenes. Aunque sus posiciones son a veces ambiguas, ha sido uno de los hombres de confianza del pontífice argentino y tiene una visión global de la Iglesia que muchos consideran necesaria. En el ala más ortodoxa destaca también Angelo Bagnasco, italiano, ya jubilado como arzobispo de Génova. A sus 82 años, representa la línea dura del catolicismo europeo, con posturas inflexibles sobre celibato, divorcio o bendiciones homosexuales. Sería una elección que apostaría por el freno al reformismo.
Más moderado y diplomático es Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano. Italiano, con experiencia en relaciones internacionales, se perfila como un candidato de equilibrio. A pesar de ciertas polémicas en su pasado, su nombre ha estado presente en quinielas desde hace años.
Desde Oriente Próximo, Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, es una figura emergente. Su discreción en temas controvertidos y su experiencia en diálogo interreligioso le han ganado simpatías, aunque su reciente ascenso como cardenal juega en su contra frente a candidatos con más trayectoria.
El húngaro Péter Erdő también entra en la terna con una mezcla de rigor doctrinal y sensibilidad pastoral. Se ha mostrado firme en temas como el celibato o el matrimonio homosexual, pero abierto al acompañamiento pastoral de las personas en situaciones difíciles, lo que podría atraer votos de distintos sectores. Desde Países Bajos, Willem Eijk aporta un enfoque médico-teológico. Doctorado en bioética, es uno de los más férreos defensores de la tradición. Para él, los temas como la ordenación femenina o las relaciones homosexuales no son debatibles. Su perfil conecta con los defensores de una Iglesia más rígida en sus dogmas.
Más al norte, Anders Arborelius, obispo de Estocolmo y primer cardenal de Suecia, se presenta como una figura serena y respetada. Converso del luteranismo, tiene una visión integradora y una fuerte preocupación por el medioambiente. Es prudente, reservado en sus opiniones y muy valorado por Francisco.
Desde Asia, el birmano Charles Maung Bo, salesiano y experimentado líder en un país marcado por la inestabilidad política, es otra opción a considerar. Su estilo dialogante y diplomático, sin grandes sobresaltos doctrinales, podría ser un punto a favor en un momento de necesidad de calma interna. En Sri Lanka, Malcolm Ranjith también reúne apoyos entre los más conservadores. Habla más de diez idiomas y tiene una amplia experiencia diplomática y pastoral, aunque ha sido criticado por decisiones como vetar a las niñas en el altar. Su cercanía con Benedicto XVI podría jugar a su favor en algunos círculos.
Por último, Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella, es visto por muchos como el candidato favorito del papa Francisco. Nacido en Argelia y criado en Francia, tiene una sensibilidad especial hacia la migración y el diálogo interreligioso. Aunque se mantiene cauto en debates teológicos, su figura encarna el espíritu bergogliano más fiel.
Estos doce nombres forman el núcleo del debate que marcará el próximo Cónclave. Cada uno representa una visión distinta del futuro de la Iglesia: desde la continuidad con el pontificado de Francisco hasta un posible giro conservador. El mundo católico aguarda, una vez más, la fumata blanca. Los otros 10 papables son: Fridolin Ambongo Besungu, Stephen Brislin, Raymond Lee Burke, Fernando Filoni, Kurt Koch, Gerhard Ludwig Müller, Marc Ouellet, Mauro Piacenza, Daniel Fernando Sturla Berhouet, José Tolentino de Mendonça.