Por Juan Rincón Vanegas
Hace 50 años el corazón del hombre dicharachero se quebrantó en medio de la tristeza y solamente se desahogó haciendo una canción-
Cuando se llora por amor las reservas del sentimiento muchas veces se agotan y producen que las lágrimas visiten las mejillas sin ser invitadas.
Eso le pasó al compositor Isaac Carrillo Vega, conocido como ‘Tijito’, apelativo que le puso su abuela Nicasia Vega, la famosa ‘Mamá vieja’, como le decían sus nietos, al verlo pequeño de estatura.
Esa vez una mujer lo dejó con la felicidad presa y el escape que encontró en ese instante de tristeza fue hacerle una canción que traspasó las barreras de su corazón.
“Nuestro romance duró poquitos días, el diez de enero se fue no sé pa’ donde, pero que triste se ve llorar a un hombre, esa mujer me dejó sin alegría”.
Así lo reseña en la canción ’10 de enero’ o ‘La aventurera’, grabada por Alfredo Gutiérrez (1971), Poncho Cotes Jr. – Jesualdo Bolaños (1981) y los Hermanos Zuleta (1994).
Esta obra clásica del vallenato se la hizo a una joven de nombre Yuli, quien de un momento a otro lo dejó “viendo un chispero”, como jocosamente lo relata.
“A esa mujer la quería mucho. Los suspiros eran largos y de un momento a otro se marchitó el amor”. De esa dimensión era el apego a esa muchacha que se marchó a trabajar para Venezuela, como era normal en aquellos años.
En su canto fue elocuente al señalar que ella le había dejado herida el alma y hasta la vida valiendo nada, entonces el hijo mayor de Víctor Guillermo Carrillo Pinto y Ana Basilia Vega Brito, puso su memoria en dirección de ese canto para explicar.
“Ella primero se fue a trabajar a Venezuela y regresó en diciembre con la promesa de no dejarme y amarme toda la vida, pero el 10 de enero de 1971 a las 10 de la mañana partió para nunca regresar. Me acuerdo que la acompañé al transporte y llevaba una maleta color verde. Después de perder las esperanzas en la propia canción le pedí al presidente de Venezuela que la persiguieran y no la dejaran cruzar la frontera”.
Esta no era la primera experiencia de olvido que ‘Tijito’ Carrillo experimentaba. Tres años atrás el ajedrez del amor le había dado jaque mate con Duvis Guillén, a quien le compuso el tema ‘La cañaguetera’.
“En aquella ocasión el mal de amor fue muy fuerte porque estábamos en la flor de la vida. Ella, de 22 y yo de 30 años. Teníamos un romance y le propuse formalizar un hogar, pero ella decidió irse para Venezuela en busca de otro horizonte”.
Para él no fue fácil poner su corazón en orden después de cantarle: “Te juro que yo sin ti estoy acabao, como estoy enamorao te alejas de mí. A pesar de que eres buena me dejas por pobre, como soy un hombre noble yo sufro las penas”.
Hace una pequeña pausa y entrega un balance de esas dos canciones que lo llevaron a la cúspide de la música vallenata.
“No hay mal que por bien no venga, porque las dos mujeres me partieron el corazón, pero las canciones que les dediqué me compusieron la cuchara”.
Carlos Vives, su artista
En su tierra San Juan del Cesar, La Guajira, donde nació al mediodía del miércoles tres de junio de 1937, estuvo inicialmente vinculado a las labores del campo y después a ser chófer. Al poco tiempo comenzó a componer significativas canciones entre las que se encuentran: ‘La cañaguetera’, ‘El monarca’, ‘Las mujeres’, ‘De hinojos’, ‘De flor en flor’, ‘Muchachita querida’, ‘Lejanía’, ‘La sal de fruta’, ‘La guayabalera’ y ‘Negrita linda’.
De igual manera conformó el grupo musical ‘Los Cañaguateros’, con el acordeonero Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, quien años después se convirtió en Rey de Reyes del Festival de la Leyenda Vallenata. También se destaca su paso por Los Playoneros del Cesar y Los Juglares del Vallenato, entre otros.
Al respecto anotó. “La lista de presentaciones y reconocimientos es larga y siempre le doy gracias a Dios. Dentro de tantas alegrías que me ha dado la música me quedo con la presentación al lado de Carlos Vives en el Parque de la Leyenda Vallenata ‘Consuelo Araujonoguera’, hecho que tuvo lugar en el homenaje a ese gran artista que ha interpretado mis canciones por muchos lugares del mundo”. Este acontecimiento se llevó a cabo la noche del 27 de abril de 2018, en la edición 51 del Festival de la Leyenda Vallenata.
Volvió el amor
Aquel 10 de enero de hace 50 años lo marcó y tiempo después fijó su vista en Amelia Córdoba, cuñada del acordeonero Ovidio Granados, con quien tuvo tres hijos. Además, le hizo la canción ‘Negrita linda’.
Este hombre noble, alegre, jocoso y divertido ha sido un enamorador empedernido. Precisamente, en una de sus canciones reseña. “La mujer es lo más bello que camina sobre la tierra, es por eso que ‘Tijito’ no deja de mujerear”. Es así como en la mayoría de sus canciones aparece siempre pintado el amor de alguna mujer.
En la charla tuvo tiempo para hacer un inventario de su vida sentimental donde aparece que tuvo 10 hijos, seis mujeres y cuatro hombres. Enseguida recalcó. “Este hombre chiquito y maluquito, mido 1.56, tuvo esos hijos con seis mujeres”.
Cuando la entrevista iba aterrizando después de ese vuelo por el ayer y al tocar tierra dijo que desde hace 11 años su corazón es propiedad de María Eugenia Vásquez García, a quien le dice ‘La potranca’ porque es alta y caderona.
Vuelve y toma la palabra. “La conocí en la plaza donde se realiza el Festival Bolivarense de Acordeón de Arjona, Bolívar, y comencé a piropearla y echarle versos desde la tarima. Después de conquistarla por varios días logré que me diera el sí y partió conmigo”. También declaró que a ella le tiene su propia canción entre romántica y jocosa, cuyo nombre es ‘La potranca’.
No podía despedirse sin hacer un repaso por aquellos tiempos donde el amor jugaba en distintos patios. “Las mujeres fueron la savia de mi inspiración y aunque algunas me provocaron desengaños siempre las amé. Las mujeres son el epicentro de las poesías y melodías del vallenato”.
Y concluyó diciendo: “El mundo sin mujeres fuera diferente. A las mujeres hay que quererlas con el alma, y el alma nunca muere”. Sabio pronunciamiento.
Isaac ‘Tijito’ Carrillo Vega, como cantautor ha tenido una próspera carrera hasta que por su edad, 83 años, decidió quedarse viviendo de los recuerdos y contando esas vivencias que lo hicieron grande en el folclor vallenato.